sábado, mayo 24

Ronda del enredo

El pez en el aire, 
el ave en el mar...
Aquí hay algo raro,
no sé qué será.

El ave en el agua,
el pez a volar...
Esto no funciona.
Aquí algo anda mal.

Y creo que falta...
qué me faltará?
No hay otro camino:
volver a empezar.

El ave en el aire,
el pez en el mar-
Ahora sí lo dije
como es de verdad!

Y lo que faltaba
no puede faltar:
la tierra -la tierra,
que es otro lugar.

Ahora está todo
-todo y algo más:
Tú y yo por el aire,
la tierra y el mar!

Ronda de la paz y la eterna primavera
Maugdo Vásquez López

De Rueda la ronda, 1985
David Chericián, poeta cubano

martes, mayo 20

Poesía en la primera infancia - María Elena Walsh - Parte 3

¿Qué tradición tenemos en nuestro país? Casi carecemos de ella, como carecemos de una traducción de la palabra "Nursery". Quizás "guardería" será la más apropiada, aunque la guardería esta fuera del hogar y la "Nursery" estaba dentro de él. Si no tenemos una tradición sólida en materia de poesía para niños es de suponer que carecemos de una continuidad de tradiciones hogareñas. El nuestro fue un país de hombres solos y nómadas, donde -haciendo un poco de psicología silvestre- podemos suponer que las madres estaban limitadas por costumbres ásperas, por una vida ajena al arrullo, una vida en la que el silencio y la enormidad de las distancias enmudecían y adormilaban a la memoria más despierta. Es muy curioso comprobar como los inmigrantes trajeron a nuestro país el silencio: conocemos muy pocas personas que hayan sido acunadas por canciones italianas, francesas o españolas. Al llegar a América se interrumpen bruscamente las tradiciones europeas -quizás recordar duele demasiado y no nos quedan sino algunos fragmentos que se han ido salvando a través del tiempo, gracias a la misteriosa  persistencia de los niños, que parecen preferir siempre lo mismo. Querría subrayar estas impresiones con algunos recuerdos personales que las confirman. Yo herede de mi padre el amor por la tradición inglesa. Él a su vez conservaba el hábito de hacer juegos de palabras y recitar las resabidas rimas. Y es bastante inexplicable que de mi madre -hija de andaluza- no haya heredado más que silencio: jamás le oí repetir versos o canción alguna. Al parecer, hasta una abuela andaluza puede enmudecer en esta larga y desolada América, que invita a aflorar en silencio. Alfonsina Storni procura dilucidar este silencio de las mujeres en muchos de sus versos: "Dicen que silenciosas las mujeres han sido en mi casa materna..." Poesía no es solo  transmisión o memorización de versos. Es por sobre todo una actitud frente a la vida, una forma de sensibilidad. Naturalmente, los espectáculos visuales también pueden conformar o deformar en el niño un sentimiento poético de la vida. Yo alcancé a conocer una época en que el cine tenia valores poéticos no reñidos con el humorismo. Y tenía, por sobre todas las cosas, un valor que ahora consideramos mayormente; el de ser un cine "familiar", a compartir por toda la familia. Hemos descubierto con los años que ese cine "familiar" y aparentemente banal fue un cine eterno y de valores estéticos que poco se superaron. El cine de Laurel y Hardy, de Harold Lloyd, de Eddie Cantor y, sobre todo, de ese gran poeta que es el señor Charles Chaplin.
Si comparamos estos espectáculos con los que se ofrecen actualmente, nos damos cuenta de que hemos progresado poco, que es muy esporádico lo que la industria ofrece al niño, sobre todo al niño no desvinculado de su familia. La industria ejerce todo su poder para transformar al niño en consumidor ciego, pero poco le ofrece a cambio para enriquecerlo o despertar su imaginación y sus sentimientos. Creo que nos corresponde la obligación de saber discernir entre los dispares valores que se ofrecen al niño. Por ejemplo, discernir entre dos creadores que aparentemente se confunden, pero son antagónicos, como Walt Disney y Charles Chaplin. Todo lo que Chaplin realizó de poético, hermoso y humano en el cine, fue a lo largo del tiempo desvirtuado por la industria de Disney, que si en principio creo personajes llenos de ternura, se transformó mas tarde en una poderosa fábrica de violencia y cursilería. A partir de él, el espectáculo para niños adquirió un ritmo desenfrenado, un hábito de la velocidad mental que aniquila toda posibilidad de contemplación, un ritmo de violencia inusitado, la familiaridad con métodos de crueldad que querían ser disimulados como juego. Estos dos ejemplos en materia de espectáculo -ambos importados- pueden ser materia de meditación. Las imposiciones de un mercado poderoso sobre el alma de nuestros niños. Carecemos de espectáculos, no ya para niños, sino aptos para el desarrollo moral y mental de la familia. En Europa redescubrí otra forma de espectáculo, que hace años existió también en Buenos Aires: el teatro de variedades, donde se reúne la música, la comicidad y el circo para diversión de toda la familia y no como burdo ejercicio de la pornografía tal como existe actualmente entre nosotros. Querría terminar esta conversación -deshilvanada por cierto- comentando el significado del acto de escribir para los niños, significa en definitiva reconstruir, recoger piezas dispersas de un gran rompecabezas. Reconstruir o reinventar una tradición rota o fragmentada. Reconstruir datos dispersos de la propia infancia. Reconstruir la infancia de los niños actuales, amenazados en su inocencia por toda una sociedad insensible. Reconstruir de alguna manera la relación a menudo defectuosa entre padres e hijo: un verso, una canción pueden ser lazos de reunión. La poesía es en definitiva reconstrucción y reconciliación, es el elemento más importante que tenemos para hacer de nuestros niños ni robots ni muñecos conformistas, sino para ayudarlos a ser lo que deben ser: auténticos seres humanos.

lunes, mayo 19

Ronda de brujas

Siete brujas 
formaron la ronda,
siete brujas
con zapatos rosa,
siete brujas
en escobas verdes,
siete brujas
con batas celestes.

La bruja de la montana,
la bruja del cafetal,
la bruja de la llanura,
las dos brujas del volcán,
una que vive en la selva
y la que vino del mar.

Siete brujas
formaron la ronda
en la noche cuajada de luces,
siete brujas
en escobas verdes,
siete brujas
con batas celestes.


Gloria Cecilia Díaz, poeta colombiana.

sábado, mayo 10

Desde el corazón, un libro de prosa poética infantil salvadoreña

En la antología de poesía infantil hecha por Maura Echeverría, Sol de cariño, aparece un poema en verso de Juan Miguel Contreras, de su libro Desde el corazón, 1978. Sin embargo, este libro está compuesto, principalmente, por hermosas prosas poéticas que me parecieron idóneas para que formen parte del repertorio de poesía salvadoreña de las maestras de parvularia.
Es común que en el momento de planificar las clases, e incluso cuando se preparan celebraciones o eventos con los padres de familia, se recurra a la poesía y al cuento para hacer representaciones, las cuales, casi siempre, son de autores clásicos salvadoreños y universales, o alguna composición poco conocida encontrada en la web.
Las maestras de parvularia o educación básica pueden valerse de la herramienta pedagógica del Juego Dramático para darle vida a un poema infantil como el que comparto ahora; pueden grabarlo -sin alterar su contenido-, y ponerle sonidos de ambientación, por medio de sencillos programas de edición de audio como Audacity; pueden preparar escenografías y vestuario; y dejar que los chicos y chicas expresen con su cuerpo el poema, sin obligarlos a que sigan las indicaciones al pie de la letra, es decir, que vivan la poesía y se diviertan.

Juego


Como si la mano invisible de algún geniecillo travieso
las hubiera ido colocando, una a una,
multitud de mariposas está posada sobre las flores del jardín, una para cada flor.
No se mueven. No respiran. Son como cada flor.
De pronto y como si hubiesen sacudido todos los tallos a la vez, las mariposas
alzan a un tiempo el vuelo, llenando de colores el espacio, 
cual maravilloso desprendimiento de los pétalos de todas las flores hacia el cielo.
Una a una, van posándose, nuevamente, las mariposas sobre las flores,
para luego repetir su encendido y simultáneo vuelo.

De Desde el corazón, 1978
Juan Miguel Contreras, poeta salvadoreño

jueves, mayo 1

¡Sólo de mentira!

Vivía aislada
en una casucha
una viejtita
rara y delgaducha,
delgaducha y rara:
huesuda de cuerpo
huesuda de cara.

Tenía un bastón
pero no lo usaba,
por lo que, al andar,
más de un traspié daba.

Si hacía calor,
chal grueso llevaba;
más en tiempo frío
nunca se abrigaba.

Portaba paraguas
si el sol alumbraba;
pero si llovía,
toda se mojaba.

Y esa viejecita
se llamaba Alcira
y existió hace tiempo...
¡Sólo de mentira!

Ilustración de Robert Cruikshank   
De Luces y colores, 2004
Corina Bruni, poeta salvadoreña