En la antología de poesía infantil hecha por Maura Echeverría, Sol de cariño, aparece un poema en verso de Juan Miguel Contreras, de su libro Desde el corazón, 1978. Sin embargo, este libro está compuesto, principalmente, por hermosas prosas poéticas que me parecieron idóneas para que formen parte del repertorio de poesía salvadoreña de las maestras de parvularia.
Es común que en el momento de planificar las clases, e incluso cuando se preparan celebraciones o eventos con los padres de familia, se recurra a la poesía y al cuento para hacer representaciones, las cuales, casi siempre, son de autores clásicos salvadoreños y universales, o alguna composición poco conocida encontrada en la web.
Las maestras de parvularia o educación básica pueden valerse de la herramienta pedagógica del Juego Dramático para darle vida a un poema infantil como el que comparto ahora; pueden grabarlo -sin alterar su contenido-, y ponerle sonidos de ambientación, por medio de sencillos programas de edición de audio como
Audacity; pueden preparar escenografías y vestuario; y dejar que los chicos y chicas expresen con su cuerpo el poema, sin obligarlos a que sigan las indicaciones al pie de la letra, es decir, que vivan la poesía y se diviertan.
Juego
Como si la mano invisible de algún geniecillo travieso
las hubiera ido colocando, una a una,
multitud de mariposas está posada sobre las flores del jardín, una para cada flor.
No se mueven. No respiran. Son como cada flor.
De pronto y como si hubiesen sacudido todos los tallos a la vez, las mariposas
alzan a un tiempo el vuelo, llenando de colores el espacio,
cual maravilloso desprendimiento de los pétalos de todas las flores hacia el cielo.
Una a una, van posándose, nuevamente, las mariposas sobre las flores,
para luego repetir su encendido y simultáneo vuelo.
De Desde el corazón, 1978
Juan Miguel Contreras, poeta salvadoreño