Leyendo algunos poetas salvadoreños de principos del siglo pasado, me encontré composiciones poéticas que podrían encantar a un público infantil, aunque no hayan sido escritas con ese propósito o no estén en un libro de literatura para niños.
En está ocasión comparto tres poemas del escritor salvadoreño Raúl Contreras publicados por la Revista Cultura de 1981 que, según mi criterio, podrían formar parte de una antología de poesía para chicos de nueve años en adelante.
*
El reloj de la luna
(Fragmento)
Viejo reloj de la luna
ya no sirves para nada.
Y sólo una hora, una,
atrasada
y olvidada,
tiene tu esfera marcada.
-¿De desdicha o de fortuna?-
Ya no sirves para nada,
viejo reloj de la luna.
¿Se le olvidó al relojero
darte cuerda? Ya no toca
tu clara campana loca
que fue repique y pandero
y, en el cruce de un sendero,
junto una boca a la boca
del trovero.
Ya no toca
tu clara campana loca...
Sin péndulo, sin agujas
te has quedado.
Reloj de duendes y brujas,
de hampones y de granujas,
arañado
y empolvado.
La noche te ha arrinconado,
sin péndulo, sin agujas.
1926
*
Si yo tuviera un cascabel
Si yo tuviera un cascabel,
un cascabel de alegre son,
lo colgaría en mi canción.
Y con la risa a flor de piel
me formaría la ilusión
de que sonaba el cascabel
dentro del mismo corazón...
Para alejarme de la vida,
a cada lágrima perdida,
a cada injuria, a cada hiel,
al viento dando mi bravata,
con son de oro o son de plata
o son de cobre o son de lata,
repicaría el cascabel...
Y si turbara mi locura
una canción, una ternura
o una hoja de laurel,
con claro timbre de alegría
-campana al sol- respondería
la picaresca algarabía
de mi sonoro cascabel...
Y esta aleluya simple, acaso
confrontaría mi fracaso
-salmo de amor, gota de miel-
cuando en la feria del camino,
crucificado mi destino,
el corazón guardara un trino
sonando siempre el cascabel...
1926
*
La cuerda rota
Pobre muñequita. Se rompió tu cuerda
y en tu caja rosa sileciosa estás.
No mueves los ojos. No ríes. No dices:
Papá... Mamá.
Un niño travieso te tomó ayer tarde
y tu mecanismo quiso desarmar.
Te arrancó el cabello; desgarró tu traje
y quebró tu pecho que era de cristal.
Manos de los niños son manos aleves
que con las muñecas no saben jugar.
Manos de los niños lo destrozan todo
con facilidad.
Manos de los niños avientan las rosas
con burla, con risa, con gesto trivial...
Frágiles muñecas
que en la vida vais
y tenéis el pecho
como de cristal.
Pobres de vosotras si un niño travieso
os mira y os toma; os deja y se va.
Donde solo queda la caja vacía
se acumula el polvo de la soledad.
Seca la sonrisa, mudos los suspiros,
las muñecas rotas no florecerán...
Y el eco perdido siempre repitiendo:
Papá... Mamá.
1920
De Versos del ayer, enero-diciembre, 1981
Revista Cultura Nº71, MINED
Raúl Contreras, poeta salvadoreño
*
El reloj de la luna
(Fragmento)
Viejo reloj de la luna
ya no sirves para nada.
Y sólo una hora, una,
atrasada
y olvidada,
tiene tu esfera marcada.
-¿De desdicha o de fortuna?-
Ya no sirves para nada,
viejo reloj de la luna.
¿Se le olvidó al relojero
darte cuerda? Ya no toca
tu clara campana loca
que fue repique y pandero
y, en el cruce de un sendero,
junto una boca a la boca
del trovero.
Ya no toca
tu clara campana loca...
Sin péndulo, sin agujas
te has quedado.
Reloj de duendes y brujas,
de hampones y de granujas,
arañado
y empolvado.
La noche te ha arrinconado,
sin péndulo, sin agujas.
1926
*
Si yo tuviera un cascabel
Si yo tuviera un cascabel,
un cascabel de alegre son,
lo colgaría en mi canción.
Y con la risa a flor de piel
me formaría la ilusión
de que sonaba el cascabel
dentro del mismo corazón...
Para alejarme de la vida,
a cada lágrima perdida,
a cada injuria, a cada hiel,
al viento dando mi bravata,
con son de oro o son de plata
o son de cobre o son de lata,
repicaría el cascabel...
Y si turbara mi locura
una canción, una ternura
o una hoja de laurel,
con claro timbre de alegría
-campana al sol- respondería
la picaresca algarabía
de mi sonoro cascabel...
Y esta aleluya simple, acaso
confrontaría mi fracaso
-salmo de amor, gota de miel-
cuando en la feria del camino,
crucificado mi destino,
el corazón guardara un trino
sonando siempre el cascabel...
1926
*
La cuerda rota
Pobre muñequita. Se rompió tu cuerda
y en tu caja rosa sileciosa estás.
No mueves los ojos. No ríes. No dices:
Papá... Mamá.
Un niño travieso te tomó ayer tarde
y tu mecanismo quiso desarmar.
Te arrancó el cabello; desgarró tu traje
y quebró tu pecho que era de cristal.
Manos de los niños son manos aleves
que con las muñecas no saben jugar.
Manos de los niños lo destrozan todo
con facilidad.
Manos de los niños avientan las rosas
con burla, con risa, con gesto trivial...
Frágiles muñecas
que en la vida vais
y tenéis el pecho
como de cristal.
Pobres de vosotras si un niño travieso
os mira y os toma; os deja y se va.
Donde solo queda la caja vacía
se acumula el polvo de la soledad.
Seca la sonrisa, mudos los suspiros,
las muñecas rotas no florecerán...
Y el eco perdido siempre repitiendo:
Papá... Mamá.
1920
De Versos del ayer, enero-diciembre, 1981
Revista Cultura Nº71, MINED
Raúl Contreras, poeta salvadoreño